lunes, 5 de julio de 2010

Lucía Joyce: ¡El artista soy yo!


Cristianada Lucía en bastardía por las ofuscaciones oculares del Padrón y rebabatizada Asombrosalviaje por afinidad entre el dedal de Estevanus y la flatosa flor de seto, nació bisoja Joyce Barnacle...Amor patris, objetivo, subjetivo, genitivo... 


Lucía debió de ser realmente asombrosa por azuzar el espanto de ese embotado voyeur que era Joyce –y salvaje lo es cualquiera que baile en bidimensional–, pero el seudónimo Asombrosalviaje, con el que le obsequió su padre, también contiene una remembranza nostálgica de viajes por piélagos de sal, criptograma arcano que refiere también al ambroso manjar umbroso de los Dioses olímpicos. Y aquí uno imagina a Joyce nutriendo a su vástaga con el néctar que ha robado a los conspicuos eternales, hasta cercenarle la lengua y escindirle el cerebro, que cerebro, en restitución de Babel. Babel-Babet-Bapte … osease, Bautizar-Babatizar-Babytizar…Habemus hibris… Hebifrenia: Enfermedad del adolescente, acaso la Babyzación de un alma. Portraid of the artist as a young man,  as a young dog. Realmente el artista es la adolescente Asombrosalviaje, y no la jactanciosa casuística jesuítica del artífice padre… blasfemo y fanático… más fáustico que fáunico… y arquitecto lingüero. ¡Míralo! The Walrus.

- The walrus? La foca?
- No, the wall rush.
- Como entonces? John lennon referia a Joyce y no a Carroll? 
-Claro, también hay focas joycianas que gritan GOO GOO G'JOOB, focas pardas que caen de muros… the gold rush- the wall rush- the walrus… la fiebre del oro, la fiebre del muro, la foca febril.
-Ah ya! la foca parda…el gordo Malachi Mulligan…Sí, nos vamos entonando.

Cuando Lennon cantaba, all together sonaba siempre a all to get there-all to get dark. Algo asi como…que todo el mundo se ponga ciego-que todo el mundo se vuelva oscuro, que es lo que pasa cuando Finnegan  se cae del muro y muere por borrachera, antes de resucitar cuando le dan un trago -y en ese muro encontramos el punto de convergencia de las paralelas oculares de la estrábica Lucía, que es donde intersecta la percepción y la conciencia -. El Wake de Finnegan es tanto wake como awake, es tanto funeral como despertar. Muere Finnegan y despierta la conciencia del cosmos en su primer día. El cosmos despierta de la pesadilla de la historia. Bob Dylan entiende de lo que habla Lennon y le envía un mensaje en cifrado con Ballad of a tin man, pero John no se queda con la copla…¿pero no habías leído Finnegan's?…Sólo por encima…Yo sólo por debajo…bastante por debajo.

Es pues Lucía Joyce la de three quarks for Muster Mark? o acaso es el Three quark for Mister Mark? quizá Tree quark for Montser  Mark? o acaso la Juana de Arco de Three quack for must erm arch…refiriendose a un personaje que siempre procura no ser visto ni conocido, acaso para no ser el rioveidele de la incomprensión, el riverrruns vico acomodicio. Es esta la dificultad: la plétora de profusión y el magisterio de desmenuzar, convencer e intranquilizar… o matar. Es como cortarse el pelo pidiendo en realidad sólo que te entretengan con el espejo quebrado de una sirvienta, que és una buena imagen del arte irlandés… y de ahí que sus obras sean comedias comoditicas comicas-cósmicas-conicas y los lectores sean vectores-sectores-actores a la vez que los críticos cítricos-cristicos-crípticos…y el escritor convertido en espectador expectante-expectorante-expurgante... Es esta la gran revolución literaria de Joyce. Dicen que reía de sus ocurrencias hasta irse por flatulencias viendo desarrollarse la comedia de los críticos, diletantes y pedantes. Él mismo era pedante, cabizabundo y meditabajo in vias rectum: por la via recta... por la via del recto.

En cualquier caso, fue el espíritu santo quien le dictó el Finnegan's wake a través de Lucía, pero allá donde él nada ella se vence en salobres, como inquiere Jung.  Es el retozo de Lucía y no la pluma de James quien libera la cognición de la apreciación. Por eso Lucía grita "EL ARTISTA SOY YO". Claro que la ingresan en un psiquiatrico porque Beckett la impugna afirmando que está muerto, aunque bien que después mariposea en vientres ajenos… al menos cuando cruzó la frontera, no iba solo.
Y no digo esto porque la hebefrenia advenida de Lucía me recuerde a Nijinsky, ni porque la imagine como una coreografía bidimensional y crispada del esotro, sinó porque me consta  que fue el correo de las grafías herméticas remitidas al Bardo James. En fin… porquerías de no invitados a la fiesta ¿Que fiesta? …La que organiza esta!

Para desencasillarme  hubiese experimentado en propias carnes el drama de Lucía. Y el del padre de la regia paliza. Después de esta aventura me interrogo ¿qué ha pasado que no guardo ningún reproche? Constato que todo el asunto se ha evacuado, el cuerpo resulta como una mondadura, lo siento como cáscara que cae. ¿Qué hostia nos indica esta escena? Hemos asistido a una misa singular donde el pan de la vida se sacraliza y se transubstancia. Lo ordinario es el material homérico y el tiempo, el ritmo y fluir de un jornada donde se concentra la reexpresión vital. No sólo se indica lo que pides sino para que lo pides, en el sumen de la síntesis... tijeras! Esa es la clarividencia, que ineluctablementa la modalidad de lo visible… y la causa del despeñamiento de destronado Finnegan desde el terco muro que se justifinculca en publico de uno a uno sin recibir respuesta… y por eso un día también tú puedes arrancar el teléfono de la pared y gritar estrábicamente:  El artista soy yo!

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Quién no odia a Sartre?

                          



Sarte dijo de Céline:

«Tal vez Céline sea el único que permanezca de todos nosotros»



En la Francia ocupada del 1948, Céline recibe en su casa de campo la molesta visita del hipócrita Sartre, feo todo él como un malvavisco y tonto como un escarpín de doncel. El especulativo Sartre ruega a Céline que utilice su influencia en el Partido Nacionalsocialista para interceder por él a fin de que le permitan publicar su obra. Céline responde con fastidio a esta prerrogativa; en realidad, no tiene ningún ascendente sobre el partido y, en todo caso, sólo puede compartir con el Fuhrer el antisemitismo. A fin de cuentas le envía a pedir favores a otra parte, es decir, a la mierda.

Una vez liberada Francia, Céline cae en la desgracia del ostracismo y la repulsa; Sartre aprovecha la estigmatización a la que ha sido sometido el malogrado Ferdinang para vociferar desde su conocido periódico "Les temps modernes" que: “Si Céline pudo sostener las tesis socialistas de los nazis es porque le pagaron” ("Retrato de un antisemita" 1945).


Céline reponde:


"No leo mucho, no tengo tiempo. ¡Demasiados años perdidos en tantas tonterías y en prisión! Pero me presionan, me ruegan, me molestan. Es imperioso que lea, parece, una suerte de artículo, el Retrato de un antisemita, de Jean-Baptiste Sartre (Les Temps Modernes, diciembre 1945). Recorro esa larga tarea, le echo un vistazo, no es ni bueno ni malo, es nada, pastiche… “A-la-manera-de”… Ese enano de J.-B. S. leyó l’Etourdi, l’Amateur de Tulipes, etc. Quedó prendado, evidentemente, no sale más… ¡Siempre en la escuela este J.-B. S.! siempre con los pastiches, “A-la-manera-de”… También a la manera de Céline… y de muchos otros… “Putas”, etc. “Cabezas de recambio”… “Maïa”… Nada grave, por cierto. Arrastro en el culo una buena cantidad de esos “A-la-manera-de”… ¿Qué puedo hacer? Sofocantes, rencorosos, cagones, traidores, semisanguijuelas, semitenias, no me hacen ningún honor, no hablo nunca de ellos, eso es todo. Progenie de la sombra. ¡Decencia! ¡Oh! No le deseo ningún mal al enano J.-B. S. ¡Su destino ya es bastante cruel! Ya que se trata de una tarea, yo le habría dado con gusto siete de veinte y no se habría hablado más del asunto… ¡Pero en la página 462 el soretito me desconcierta! ¡Ah! ¡El maldito culón podrido! ¿Qué osa escribir?"
 (...)
"J.-B. S habla evidentemente de sí mismo cuando escribe en la página 451: “Este hombre teme cualquier tipo de soledad, tanto la del genio como la del asesino”. Comprendamos qué quiere decir… Basándose en la fe de los semanarios J.-B. S no se ve sino como un genio. Por mi lado, y basándome en sus propios textos, me siento forzado a ver a J.-B. S como un asesino, e incluso mejor, como un maldito alcahuete, un repugnante, asqueroso, inmundo soplón, un cana con anteojos. ¡Ya me empiezo a embalar! No corresponde a mi edad, ni al estado en el que me encuentro… Iba a concluir ahí… asqueado, listo… Reflexiono… ¿Asesino y genial? Hay casos… Después de todo… ¿Será quizá el caso de Sartre? Asesino lo es, quisiera serlo, entendámonos, ¿pero genial? ¿La caquita que está en mi culo es genial? ¿Hum?… Vamos a ver… sí, cierto, eso puede hacer eclosión… dispararse… ¿pero J.-B. S? ¿Esos ojos de feto? ¿Esos hombros mezquinos? ¿Esa busardita? Tenia, seguro, tenia humana, ubicada donde ya saben… ¡y filósofo!…"


¿Quién no odia a Sartre? Al que no sienta, cuando ve su foto, la emoción humana y básica de la aversión, le concedo cinco minutos de mi propio tiempo para insultarle desde aquí. Acercaos cabrones.

Sartre, eres una tricotosa alepantada, un andova comeculos, un garabato mal hecho, un dibujo inanimado, una rana sin ancas que aprovechar. Ni en Filosofía se te tiene en cuenta. Eres el mayor cero a la izquierda (y a la izquierda estabas) que nos ha dado la humanidad. Eres el Señor de Bovuoir, eres la falda que le destapó la rodilla, eres un ser que ni siquiera es. Muérete todas las veces que puedas....ya que siempre has estado en lo del morir.


 

martes, 1 de diciembre de 2009

Relato antierótico






Todos odiamos a Habermas



El laberinto de espejos del parque de atracciones de Montjuic siempre decepciona: pocos espejos, mal colocados y llenos de huellas dactilares. Así, uno no consigue experimentar las sensaciones picnólecticas tan anunciadas en esta atracción crepuscular...Pero, ¡ joder! con todo esto, aquel enano furtivo se las arregló para multiplicar su imagen por millares y, incapaz de discernir de que retrato especular me llovían todas aquella somanta de hostias, no pude defenderme de su ataque.

Conocí a aquel enano microcefálico mucho antes. Formaba parte de una comparsa bizarra que había reclutado en una de mis excursiones por el fantasmagórico barrio del Raval. A saber: un percherón circense, un fakir llamado 'el estómago', el ya conocido enano microcefálico con elefantiasis genital y un panel de abejas. Cuando Ella abrió la puerta y me vio en compañía de tan singular séquito comprendió al instante que sus ruegos secretos por introducir novedades en sus relaciones íntimas habían sido escuchadas.

Todo había sido culpa del café. Al principio me incomodaba que me acompañase a tomar el café. Sentía que mi media hora sagrada de descanso era perturbada por sus conversaciones insulsas y los continuos reproches al proceder de su novio...Pero, ¡ah, amigo!.. .cuando le dio por tomarme como confidente de sus intimidades de alcoba la cosa cambió. Sus confesiones trasladaban mi mente a jodiendas bruñidas y follamenes lácteos.
Un día me dijo:
¿Y a ti? ¿Cómo te gusta que te chupen la polla?
Aquella pregunta lo precipitó todo; quiero decir que me corrí sobre el café, después cortado. No fue lo inesperado de la pregunta en sí lo que justificó mi deseo de subirme de un brinco sobre la mesa y de masturbarme públicamente como un maniaco hasta derramarme en su boca, fue lo de usar los términos chupar y polla juntos en una misma frase. Lo espontáneo de aquel vocabulario soez en ella, de ordinario cándida en su timidez, fue lo que hizo crujir mis vísceras meníngeas. El uso de aquellos vocablos fue una evidente provocación a partir de la cual mi café diario se convirtió en mi quimera y mi cruz.
Mi deseo hacia ella fue creciendo y creciendo. No pudiendo dar satisfacción natural a mi deseo en su momento propicio, esto es justo cuando surge, la naturaleza de éste fue envileciéndose. Mi anhelo inicial de tenerla desnuda ante mi, de contemplar y admirar su cuerpo, de lamer sus aureolas y chupar sus pezones -quien sabe si también succionarlos y morderlos cual infante destetado-, de besar su sexo húmedo y de hincar mi tornillete fálico en su sacrosanta caverna venusiana....fue tornándose en sórdidas inmundicias de las que mi mente no pudo escapar. El anhelo contenido se volvió lúbrica codicia.

Ya no me bastaba con verla desnuda, tantas veces la había desnudado mi imaginación que ya no se deleitaba en su culo si no estaba decorado por un tulipán convenientemente introducido en el ojo del mismo. Igualmente, la imagen de mi polla durísima, enhiesta como el torreón de un navío, entrando y saliendo frenéticamente de su coño, abierto como los pétalos de los rosales y chorreando por el pleamar de su deseo, no era suficiente; era necesario mas flujo y más polla. Necesitaba que un enjambre de avispas aguijonearan mi pene e hicieran de picha cipote. Necesitaba que la lengua rápida de un percheron abriera la ostra y me entregase la perla, que el enano, el percheron y el faquir acordaran el advenimiento de sus orgasmos para sumar semén a mi semén y desbordar así su esófago de líquido y su corazón de pesar.

Todo sucedió según lo previsto, exceptuando los arrebatados e inesperados gemidos de Ella, que se contorneaba como una anguila mientras la troupe le metía de todo, menos miedo. Sucede que en el fragor de la guerra todo agujero es trinchera, y se me ocurrió que tomar al enano por detrás no estaba de más. Poco podía imaginarme las dignisimas promesas que el enano había hecho a su moribunda madre de mantener la pureza de su orto. Tuve que salir corriendo de aquella casa y esconderme en un laberínto de espejos para evitar las vengativas embestidas de su monstruoso cimbrel elefantiásico, no sin antes deleitarme por última vez con la visión de Ella tumbada boca abajo, desnuda, fatigada y quejicosa, frágil, entregada a mi, con un ramillete de tulipanes en el bul y una sonata de estertores y contracciones coñajidas. Quizá fueran imaginaciones pero me pareció oirla arrancarse por Leonard Cohen y despedirse entonando aquel:
you won me, you won me, my lord.







viernes, 4 de septiembre de 2009

Labio leporino, lengua viperina

Acto primero:
Un fútil autor consevador alemán, antes de palmar, publica un epítome de nulo interés destinado a pasar sin pena ni gloria por las librerias teutonas, antes de su inmediata descatalogación. Un hecho curioso hace centrar toda la atención mediática sobre la infumable composición: un celebérrimo intelectual ha interpuesto una demanda contra el autor y la editorial, y exige que se retire un párrafo concreto del libro en el que, según él, se le alude directa y maledicentemente.
Un tribunal alemán falla inmediatamente a favor del aludido y exige a la editorial Rowohlt la retirada inmediata de ese párrafo, bajo la amenaza de una multa de 250 mil euros. 
Acto segundo:
Algún periodista de sucesos se interesa por el caso y decide investigar la causa de la celeridad en el pronunciamiento del tribunal y el contenido del polémico párrafo. Ante su sorpresa descubre que el párrafo no mencionaba a nadie en concreto.
“…de hecho, uno de los mas afamados intelectuales del pais fue un convencido nazi que deseaba el triunfo de Adolf Hitler y anhelaba la cacareada victoria final”
Acto tercero
La editorial anuncia que recurrirá la sentencia, porque "no se cita en ningún momento el nombre del aludido denunciante. El contenido del párrafo es, además, únicamente una mención anecdótica de un hecho ya pasado". Se inicia una polémica en los medios de comunicación sobre el asunto. El denunciante, que es realmente considerado uno de los intelectuales alemanes más importantes vivos, nunca ha tenido sobre si la sospecha del filonazismo, porque se siente aludido entonces? La polémica se torna en chascarrillo jocoso sobre la vanidad del denunciante. Viñetas en periódicos lo retratan levantando la mano cuando se pregunta a una audiencia inmensa por el intelectual mas grande del país. El denunciante se justifica de la siguiente manera:
–"La acusación es falsa. Mi defecto físico, un labio leporino, hacía imposible que me identificara con la ideología nazi”
Acto cuarto
La editorial contraataca y presenta la siguiente información.
El denunciante del labio leporino tenía 14 años cuando mandó una carta a un amigo suyo, Hans-Ulrich Wehler, en un pliego con el membrete de las Juventudes Hitlerianas, donde ensalzaba el curso de la guerra y admiraba los avances de las tropas del dictador". El propio Hans-Ulrich Wehler, amigo intimo del exnazi confirma la noticia y cuenta que coincidiendo en una fiesta con el denunciante, y despechado por los desprecios a los que le había sometido el intelectual de postín, le mostró la carta escrita lustros atrás y le dijo ‘’recuerdas esto’’?
Al ver la carta, el hogaño intelectual comprometido con la democracia muda de rostro, tiembla, se crispa y se lanza sobre el papel cual felino ante la mirada sorprendida de los asistentes a la fiesta. Su labio leporino no le impide comerse literalmente el papel. Asistentes a la fiesta confirman la veracidad de este suceso.
El putecio falsario del labio leporino, predicante filosófico infatigable, escribe un vergonzante comunicado en el que habla de la juventud … de la dificultad de elección… de la confusión a esa edad etc etc…como tiempo atrás hiciera también el otrora perteneciente a las SS Gunter Grass.
Curioso que el leporino–nazi–labial haya tenido su justo escarnio en este blog antes de conocer su hipocresía, falsedad, doblez, y labialidad leporina. Sí, amigos, estamos hablando del infausto xilofágogo Habermas.

lunes, 22 de junio de 2009

La prolepsis motriz del lenguaje cinemaografico en Pedro Almodovar

Provenimos a realizar la pertinente traducción de esta proferencia a la lógica intencional mediante un tratamiento montagoviano de la ambigüedad. Habría que distinguir, previamente, la conducta operatoria puramente apotética (prólepsis en sentido amplio) y la conducta que además es proléptica en sentido estricto. Sin embargo, se requieren algunas modificaciones conceptuales mínimas, que permiten ofrecer, además, un tratamiento categoremático que admita reglar el objeto ilocutivo de la proferencia tomada literalmente.

Consideremos, en primera instancia, la diferencia entre la dependencia del contenido de un contexto, lo que llamaremos indexicalidad,  de la dependencia de la extensión de un contexto, fenómeno que denominamos sensibilidad al contexto o sensitividad. Pero el contexto relevante del caso no será el evaluativo sino el de emisón o uso. Así pues hay una diferencia entre lo dicho y lo implicatado, que segun Grice, en el contexto de emisión de esta oración, puede jugar dos papeles en la determinación del valor de verdad de la oración. Puede ayudar a determinar su contenido y puede determinar parcialmente cuáles son las circunstancias de evaluación que fijarán el valor de verdad de la oración en ese contexto.

Un análisis temporalista atribuiria a las oracion sensibilidad al contexto con respecto al tiempo, pero negaría, porque postula que el valor de verdad proposicional es relativo al par mundo posible/tiempo, la verdad proposicional como relativa al par mundo posible/estándar epistémico. Esto implica la obligación que los locutores colocan sobre sus alocutores de responder a sus exigencias en cuanto logran emitirlas ellos mismos y exponerlas como comunes a los dos.

Pero en esta proposición se afirma o se niega algo (llamemosla proposición apofántica) . Así cuando en la película (que llamaremos pinicula) Pedro Almodovar afirma (aforma) cinematograficamente (graticinemativamente) la validez de un hecho acaecido (alfombra) en Barcelona (vaso de leche con galletas), la evidencia behaviorista de la interacción comunicacional y la especulación filosófica obtiene volens nolens su efecto de verdad al hacernos descubrirla como presente en toda realidad comunicativa.

 

Capicci?

miércoles, 10 de junio de 2009

Con los cuernos en la maceta


Sigo fascinado por las sugerentes insinuaciones y ramificaciones de esta inusitada locución que escuché por primera vez hace ya casi 20 años. El artista compositor de la rogativa fue el insigne Paco, otro compañero de atropellos infantiles al que el devenir lo situó en caminos tortuosos muy diferentes a los que yo había bosquejado para mi mismo. Nuestra amistad, si es que alguna vez lo fue, no resistió el paso del tiempo ni los aconteceres badienses, que nos situaron a cada uno en nuestro sitio, es decir, a los dos en la cloaca (sólo que la mía era una cloaca más perfumada).

Inventabamos por aquellos entonces juegos en un jardín que estaba justo frente mi casa. De vez en cuando, en medio del juego, veíamos a mi padre asomado a la ventana inspeccionando sus hortensias y sus rosales. La apariencia era algo sombría: un hombre mas o menos calvo (de Schopenhauer tenía el nombre y el peinado; y de Pessoa, las gafas y la figura) asomado entre el follaje del macetero moviendo la cabeza nerviosamente.

Ya está tu padre... ahí, asomado... con los cuernos en la maceta!!!

Escuchada la proferencia, todos reímos al unísono como embriagados beodos. Aunque apuesto que ninguno entendió los imbrincados sentidos secretos ni las infinitas lecturas que podían hacerse de la exclamación. Ahora recuerdo que, poco después, mi hermano y yo compusimos un epinicio intitulado Oh excelso Pérez de anteojos en pináculos hinchados  que presentamos a un certamen literario escolar . Recuerdo varios versos, en uno de ellos incluíamos la famosa frase:

... Y asomado a la ventana yo te ví pasar, España!

con los cuernos en la maceta.

Para mí siempre fue imposible desentrañar el significado lógico del apotegma con los cuernos en la maceta, de ahí mi fascinación por ese ensartamiento, en apariencia absurdo, de vocablos que contiene, creo, la esencia misma del surrealismo continental. Hasta el momento he sido capaz de hacer las siguientes lecturas:

Lectura figurativa: Simplemente se hacía alusión a una composición estética desafortunada. Las macetas són elementos reales, en ningun caso simbólicos, y los cuernos una metáfora común que apunta a rizos capilares con forma de asta. Se pudo, entonces, haber dicho: Mira, ahi está tu padre, asomado a la ventana entre plantas tan tupidas que no dejan ver de él más que su pelo alborotado o también Mira, ahi está tu padre, asomado a la ventana, con el pelo más alborotado que los esquejes de la hortensia

Lectura psicoanalítica: Se revela la excesiva afinidad del padre con sus plantas y se señala que la multitud de cuidados que dispensa a los vegetales quizá no se corresponda con los que concede a su prole, que en ese mismo momento juega asilvestradamente a pocos metros de su progenitor sin recibir sanción alguna a pesar de sus comportamientos potencialmente letales para si mismos y para sus compañeros de juegos. En este sentido, con los cuernos en la maceta se convierte en un lamento, un queja rencorosa del buen amigo por la pasividad del padre ante el juego del hijo, a la vez que se insinúa un acto de infidelidad en el que el padre ama por encima de todo a las botánicas entidades. Se pudo, entonces, haber dicho: Mira, ahi está tu padre, asomado a la ventana sin ver del mundo más que sus plantas; y diríase por la devoción que parece profesarlas que es lo único que le importa en este mundo, y que su amor por ellas supera de mucho el que os pueda dispensar

Lectura analítica: Se denuncia la actitud vigilante del padre hacia el hijo. En este caso las plantas son solo el objeto tras el cual el padre intenta esconder su actitud de acecho constante hacia el hijo. Las plantas són solo el símbolo del pretexto, de la coartada, de la excusa... Fingiendo interés por las plantas, aunque desinteresado realmente por ellas, proyecta su conciencia vigilante más allá del aparente objeto de su análisis y lo posa innecesariamente sobre el hijo. Los cuernos son solo el detalle que desenmascara al padre, que descubre la falta a los demás y también a si mismo. La evidente connotación negativa del concepto cuerno en la tradición oral hispánica y sus evocaciones demoníacas muestran una desaprobación moral del que profiere la frase hacia el que porta los cuernos. Se pudo, entonces haber dicho: Mira, ahi está tu padre, espiandonos, vigilante, al acecho... como un demonio que se mueve en las sombras!!!

 

 

Pues eso, estulto lector, con los cuernos en la maceta yo te vi pasar España!

miércoles, 3 de junio de 2009

Los cuatro saltos de Nijinsky



Todavía se discute


 si era una extraña deformación en un metatarso o simplemente un don divino aquello que permitía a Vaslav Nijinsky dar los saltos más espectaculares y efectistas que ha visto la danza en su larga historia. De todos los saltos perpetrados por nijinsky contra la fuerza gravitatoria habria que destacar cuatro:

 

Primer salto:

 

Nijinsky es aún un niño. Su padre lo lanza a un pozo para que aprenda a nadar. Nijinsky se hunde lenta y desesperadamente hasta que, completamente sumergido, sus pies tocan el fondo empedrado del pozo. Se impulsa poderosamente y su prodigioso salto lo eleva abandonando el agua y el pozo. No ha conseguido domeñar el líquido elemento pero sí las aéreas potestades.

 

Segundo salto:

 

Se abre el telón, Debussy toca el piano con notas transparentes y Rilke habla de El espectro de la rosa . Nijinsky entra en escena dando un salto que deja sin aliento al público. Acaba de lograr el entrechat royal mas largo de la historia (salto en el que lograba cruzar los pies en el aire hasta diez veces cayendo después con una lentitud inusual). "Cuando le veo bailar olvido que el salto no es algo natural en el hombre" afirma Leon Werth.

 

Tercer salto (el salto que no fue)

29 de mayo de 1912, el telón del Teatro del Châtelet se levanta ante un público electrizado a la vista del hermoso decorado de León Bakst -un lago bordeado de árboles- en el medio del cual evoluciona Nijinski con su malla cubierta de animalescos manchones, y las ninfas vestidas con túnicas plisadas, pelucas doradas y pies desnudos. Todos esperan asistir a un nuevo recital de saltos y prodigiosas piruetas de Nijinsky. Pero para “la Siesta del Fauno” nijinsky ha preparado una coreografía particular: se desplaza en una única di9mensión, pegado al suelo, a pie chato, posando primero el talón y terminando el movimiento en los dedos, en total oposición a las reglas clásicas enseñadas hasta entonces. El cuerpo de frente al público, la cabeza y los miembros de perfil, los brazos mantenidos en posiciones angulares diversas. Movimientos espasmódicos, crispantes...ha nacido la danza contemporánea y , como acostumbra a suceder, la ha inventado el mago depositario de todos los secretos y técnicas de la danza clásica.

Cuarto salto:

La aparición de un nuevo bailarín que evoca al retirado nijinsky motiva una campaña publicitaria algo sórdida. El bailarín, su manager y un fotografo acuden al psiquiatrico en el que está ingresado nijinsky. Estamos en el 1939. Nijinsky ha perdido por completo la razón: apenas come, no habla, lleva 20 años sin bailar, con la mirada perdida.... Su cuerpo deformado y envejecido reposa en una silla mientras el bailarín da algunos saltos y ejecuta su repertorio de cabriolas. Las fotos recogen a los dos bailarines, el titular ya está escrito: lo nuevo y lo viejo de la danza, o tquizá’ el nuevo nijinsky’. El fotografo cambia el carrete. Se dispone a hacer nuevas fotos y descubre que no hay nadie en la silla que ocupaba nijinsky. Todos en la sala quedan atónitos: el anciano está suspendido en el aire pasan unos segundos y comienza a descender lentamente, tan lentamente que el fotógrafo tiene tiempo de disparar la cámara antes de que llegue al suelo.