viernes, 15 de mayo de 2009

Era de noche y sin embargo llovía

Esta debe de ser la cara de Paul Clifford; y el que diga lo contrario, miente.


No recuerdo de que manera llegó a mis tegumentos meníngeos esta proterva articulación de palabros. Recuerdo, eso sí, ser asaltado al instante por una confusa confederación danzarina de disímiles sazones anímicas que me reportaron la determinación audaz de genocidiar en mi cualquier esperanza fátua de convertirme en un literato. La ilícita jerigonza a la que aludo en el título de esta aciaga exposición fue confeccionada por el protervo Edward George Bulwer-Lytton (1803-1873) que la usó en su, más que novela baldón, Paul Clifford . ( Y aquí que acude a nuestra llamada nuestro bienamado Clifford, sujeto de pretéritas disertaciones en este mismo blog).
El encopetado Eduardo Jorge decidió dar, con este principie, expiración y sepelio a la literatura; y alimento a otro nuevo e insólito arte: el de la fraseología (arte practicado por todo tipo de internautas bloggeros y filosofastros de cátedra a los que dedicaré un merecido libelo). Más aún, era de noche y sin embargo llovía se considera el más desafortunado inicio de una novela que han visto los siglos. No en vano, la Universidad de San José organiza anualmente el concurso Bulwer-Lytton para premiar las más execrables primeraa líneas de cuantas novela caen en sus manos (la única condición para participar es no querer participar, es decir no ser consciente de la propia deslealtad con las musas). He tenido acceso a otro trepidante comienzo. El mérito de la composición es de un tal Jim Guigli; jubilado, me imagino, aficionado al género negro y con ambiciones literarias que recibió con plena justicia el codiciado galardón este último año por lo que sigue:

“El Dr. Metzger se dio la vuelta para recibir a su nuevo paciente, totalmente ignorante de que pronto se convertiría en miembro de una secreta hermandad tan antigua como la urología misma”

Añado otros inicios de antología:

“El detective Bart Lasiter se encontraba en su oficina analizando la luz que entraba por una ventana, cayendo sobre su superburrito, cuando se abrió la puerta y apareció una mujer cuyo cuerpo decía “te has comido tu último burrito por ahora”, cuyo rostro decía “los ángeles sí existen”, y cuyos ojos decían que ella podía hacerte cavar tu propia tumba y lamer la pala hasta dejarla limpia”.



"No era, desde luego un gran dia, un poco mejor que bueno, pero sin llegar a ser formidable”


“Dándome la vuelta, digerí mentalmente todo lo que tu, el lector, estás a punto de descubrir descorazonadoramente.”

En fin, a mi era de noche y sin embargo llovía me gusta, no es un gran inicio, un poco mejor que bueno, pero sin llegar a ser formidable...Amén

3 comentarios:

  1. Déjate de bobadas y dedícame un post.

    Fdo.

    La mismísima gota malaya

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  2. ostia el de la foto me recuerda un huevo a alguien....

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  3. joooder, el del burrito aún me tiene temblando!

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